Posted by Tomas Simon Gomez On 5:08 0 comentarios Categories:



EEUU exigió desde el comienzo la eliminación de la “franja de precios” andina, el principal mecanismo técnico que estabiliza los precios agrícolas, asegurando que no bajen ni suban demasiado por culpa de las variaciones del precio internacional. Esa es una de las pocas protecciones que tienen nuestros agricultores. Sin embargo, EEUU se niega a negociar las enormes ayudas que da a sus propios agricultores.
Agricultura: ¡cuidado con los subsidios!
“El sector agropecuario pierde en todos los escenarios. En el escenario más probable hay un efecto neto global negativo en términos de producción del 5% y bastante mayor en términos de empleo”
Fuente: Informe de Cepal preparado para el gobierno de Ecuador
EEUU subsidia con grandes cantidades de dinero su agricultura. El 2003 el Estado norteamericano entregó unos 94 mil millones de dólares en ayudas a sus agricultores. Según datos oficiales, los productores de trigo llegan a recibir subsidios hasta por el 30% del precio de venta. En el caso del maíz norteamericano, se estima que el 11% de su precio es cubierto por subsidios; el 14% para los productos de leche; 17% para el arroz; ¡y hasta 36% en el caso del algodón!
Gracias a esas ayudas, los agricultores de EEUU pueden vender a precios menores de lo que les cuesta producir. Eso obliga a los agricultores de todo el mundo a bajar sus precios, para competir. Pero en nuestros países los productores no reciben ningún tipo de ayuda, así que cuando bajan sus precios lo hacen a costa de sus propios ingresos. ¡Es una forma de competencia desleal!
Los “barones del algodón” de EEUU reciben 4 mil millones de dólares anuales en ayudas. La propia OMC ha declarado que estos subsidios distorsionan el precio internacional. Pero EEUU no quiere reconocer eso y se niega a que ese tema sea tratado en el marco del TLC.
¿Cuáles son las consecuencias?
Un informe de la Cepal preparado para el Ministerio de Agricultura de Ecuador llega a la conclusión de que el resultado neto de la apertura sería negativo. En Ecuador, igual que en Colombia y Perú, la gran mayoría de agricultores vive de los productos amenazados por el TLC, y no de los pocos productos de exportación que tienen oportunidades con ese tratado.
La Cepal detecta fuertes efectos negativos para los sectores más vulnerables. Se generarían algunos empleos en los sectores beneficiados, pero no suficientes para compensar las pérdidas en los otros sectores. El estudio dice textualmente que “el sector agropecuario del Ecuador pierde en todos los escenarios”, con una reducción de 5% en la producción y mucho más en empleos perdidos. Ese número oculta, sin embargo, una situación devastadora para productos esenciales para la seguridad alimentaria de la región, como el maíz, el arroz, las carnes o la leche, y una situación menos mala en otros sectores. Por ello, el documento sugiere que esos productos deberían ser excluidos de las negociaciones.
Los gobiernos de los países andinos han ofrecido compensaciones en efectivo para los agricultores, así como programas técnicos para aumentar la productividad y poder competir con EEUU. Pero, ¿de dónde va a salir tanto dinero como para igualar las fabulosas ayudas que EEUU otorga a sus propios agricultores?
Ya otros países han dejado entrar libremente a su mercado interno productos agrícolas subsidiados. En México, que firmó un TLC en 1994, los números hablan por sí solos: desde entonces hasta el 2002 hay 7 millones más de pobres, y la importación de alimentos básicos ha crecido de 15% a 40%, mientras que la producción interna ha caído. Según el propio Banco Mundial, “los resultados para México han sido decepcionantes: estancamiento del crecimiento, baja competitividad, aumento de la pobreza rural...

0 Response for the " "

Publicar un comentario